domingo, 13 de septiembre de 2009

Cubismo: la línea y la forma

fuente: "Enseñarte" (www.aprendersociales.blogspot.com)

Hasta la aparición del Cubismo, el cuadro, la obra pictórica, disponía de dos dimensiones, el largo y el ancho, aportadas por el propio soporte; el pintor añadía una tercera, la profundidad, empleando para ello la perspectiva. El cubismo rompe con esta idea de las tres dimensiones y se lanza a la búsqueda de la cuarta dimensión, la dimensión imposible, aquella que permitiría ver una figura (da igual que sea un objeto, un paisaje o una persona) en su globalidad. Para ello, elimina la perspectiva e introduce la multiplicidad de planos, de manera que el espectador tenga varias visiones simultáneas de la figura representada, que a veces puede alcanzar hasta su mismo interior, obligando a nuestro cerebro a esforzarse para comprender cómo está organizada la composición.
Pablo Picasso, Muchacha con mandolina, 1910 Pablo Picasso, Las señoritas de Aviñón,1907

Los pintores cubistas recurren además a geometrizar la representación, fruto de la descomposición en planos diversos, lo que los hace deudores de la obra de Cezanne y, por lo general, emplean una paleta de colores apagados, en los que grises, blancos y negros juegan un papel fundamental; nada de los colores vivos del fauvismo. Por otra parte, los temas suelen tener un carácter tradicional: personajes, naturalezas muertas, algunos paisajes. Y, con mucha frecuencia, objetos musicales.
Ya sabemos que tradicionalmente se vincula el nacimiento del cubismo a la obra de Picasso, "las señoritas de Aviñón" realizada en 1907. A partir de entonces nos encontramos con diversos cubismos: el analítico, el sintético, el hermético, incluso el llamado "cubismo cristal". Pero haríamos mal en relacionar esta vanguardia artística únicamente con Picasso. Por la misma época también está experimentando en una dirección próxima al cubismo Georges Braque (1882-1963) y, unos años después se adscribe al movimiento otro español, Juan Gris (1887-1927). Otros pintores como Fernand Leger o Robert Delaunay atravesaron también por periodos cubistas en su trayectoria. En definitiva, una vigorosa corriente pictórica (también escultórica) que abrió al arte del siglo XX nuevos territorios, de la mano de quien mejor simboliza en ese siglo el papel genial que corresponde a algunos artistas: Pablo Picasso.


Juan Gris, La persiana, 1914

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